Guárdame
el aliento que evoque
cuando asocie tu nombre
al volantín que hacía en la infancia;
pues recordar tu mirada
es igual a sentir la paz de los primeros días
que viví en esta tierra.
Guárdame
un espacio en el no tiempo
un verbo conjugado en imperfecto
una flor con olor a futuro sereno.
Guárdame
todo lo que he sido
a partir de fechas y días marcados en luz violeta
la misma que nació
cuando a la vida le abrí la puerta
y olvidé prejuicios de gente estrecha
que opina que el amor sincero
es una adicción insatisfecha,
la gloria efímera que la bestia siente
cuando atrapa a su presa.
Por eso guárdame
el sentido discreto de la palabra
firmeza
aún y cuando no lo escuches
aún y cuando le oigas a rareza.
Y si un día lejana me ves
por no estar en tu tierra;
Tú sólo guárdame
pedacitos de estrella en las azoteas
los soles que hay en tu cara
la arena que juega a ser tormenta en tu cabeza.
Que yo me encargo
de perpetuar hasta lo más absurdo
de nuestros días
y juro que lo haré
que eterno y sagrado parezca.
viernes, 3 de octubre de 2008
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