No sé si debo festejar a América
me dejaron en ascuas
con el final del cuento azteca
ése en el que los toltecas hacían sus estatuas enormes
y los tlaxcaltecas se negaban
en las guerras floridas a participar;
O en el cuento maya, el inca o el siux:
todos fueron sangre
en sus piedras se levantó soberbio
el ataúd de quienes ahora absorbemos
el aire mezclado con la escoria del viejo occidente
el ladinismo del lejano oriente
y el dolor reprimido de los salvajes indios.
Que por ser salvajes le cantaban a la luna
el sol y las estrellas
tenían observatorios más precisos
que los construidos a mil leguas de ellas
adoraban a la tierra y sabían en la fuerza
del sexo como unión de las almas
y no como de la contrarreforma chantaje a diestra y siniestra.
No sé si darle las gracias a los dioses
que se pusieron de acuerdo
en enviar a piojosos a visitar
a los que probablemente no son nada mío
más que mestiza, me siento de vez en cuando
poseedora de una tierra que alguien dejó por morir como los grandes:
valiente y terco a dejarse vencer
tierra en el pecho, aridez en la sangre
dignidad que ahora busco en las gentes por doquier;
No sé si sentirme orgullosa de haberlos vencido:
no me imagino qué habría hecho yo
si derrumbo los sueños, el agua dulce
las ilusiones, los pisos y los techos
de la casa de mi vecino.
domingo, 12 de octubre de 2008
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1 comentario:
Dicen que de la unión de Gonzalo Guerrero (un sobreviviente del Santa María de la Barca) y la princesa Maya Zazil Há habrían nacido los primeros mexicanos modernos...
A partir de ahí nada volvió a ser lo mismo...
Ni las traiciones, ni la sangre, ni las guerras, ni los sacrificios, ni las conquistas...
Los Mexicanos con orgullo señalan descender de los Aztecas y los Mayas, los Peruanos de los Incas, y los Argentinos descendemos de los barcos (de los barcos de los inmigrantes)...
De todas formas creo que el Día de la Raza es para celebrar que hoy existimos así como hemos sido concebidos, gracias a un audaz visionario y aventurero (al que pocos reconocen su mérito) llamado Cristóbal Colón.
Un beso Marlén!
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