Si las piedras/dejaran ondas cuadradas/en vez de circulares/a lo mejor en vez/de tres deseos/pediríamos cuatro/como los puntos cardinales/como ver arena en el asfalto/./
Los mares no guardan secretos/:/cada ola es un rumor de testigos viejos/que veneran sus azules/en el añil de su reflejo/./
Por cada ciudad/hay un mar enterrado/son voces/son los claxon/de salvajes olas que piden a ratos/dormir en los resquicios del templo del olvido/las ciudades puede ser/que a veces/nos maten despacio/./
Pero yo no conozco mejor vicio/que creerme citadina/que sentirme edificio/ser luz de autos antes que luciérnaga moribunda/ser la voz de muchos/ser la anónima que escuchan/ser ventana abierta del tercer piso/ser linterna en lo subrepticio/./
He sido piedra y laurel/,/signo multívoco en papel/tierra roja semidesértica/biznaga de violetas pistilos/;/he sido carne y aire/he sido nota al ataque/recuerdo de un futuro no previsto/./
El déjà vu me queda corto/eso les pasa a todos los citadinos/./
sábado, 4 de octubre de 2008
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1 comentario:
Sí , es verdad, lo del "déjà vu", sobre todo hace unos años. Sin embargo, ahora estoy más sensible a todo lo contrario: los caminos antes conocidos y recorridos con los ojos cerrados se me hacen intransitables y enemigos; como un punto laberíntico de no retorno.
En cuanto a las personas , entre la atracción y fascinación de un "déjà vu", conocido y un repentino desconocido que muda la piel y de repente nada de lo que sabías de él, o ella, encaja.
Debe de ser una etapa Kafkiana que
de repente nos asalta y que anda medio dormida por ahí como el virus de la gripe y ataca de vez en cuando. Si te has salvado de esa gripe eres de los pocos afortunados que sólo oirán hablar de Kafka sin que se te rebelen los objetos o las personas.
un saludo
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