El supermercado de la vida
debió llamarse así al principio:
venimos a parir chayotes
estudiamos para papas y salimos camotes
nos sonrojamos como las manzanas
soñamos con lunas de miel prefabricadas
adelgazamos para parecer peras
y así casarnos un buen mango
y aunque sus besos a limón nos sepan
nos levantamos
y tan frescos como una lechuga nos miramos...
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1 comentario:
Nadie podrá decirlo mejor.
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