Este fecundo olor
a trueno y desplazamiento
no lo cambiarías
hermano
por la vereda encinta
de las flores del mar.
No sabrías cuál silencio
les colgarías al centro
si el tuyo o el ancestral
o quizá una mancha
de lo que pudo ser tu infancia
y ahora vive en la televisión.
Bajo las escaleras
y te nombro
sótano, hueso
ánima en semilla
a la espera de la flor.
Te busco en algo más
que las noticias
y resulta que eres barrio dormido
mueca, escalfamiento de nostalgia.
Dime, hermano
cuántas heridas te escaldan
cuántas, las palabras de sol
para vivir en ti la música.
Este fecundo olor
a resiliencia entre nubes
hermano
te lo doy
por la vereda encinta
de las flores del mar.
lunes, 20 de mayo de 2013
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