Es la hora de la mugre entre las ranuras
de la burbuja de jabón
aplastada en el adoquín de los domingos
Pushkin perfumando escalones
o Madame Butterfly cantándole
a una muñequita frente al televisor
mientras los cuatro miramos la danza
de la nada.
No fuimos felices y no fue tu culpa,
papá
porque también eras como nuestro hermano
igual que mamá
cinco adolescentes juntos
brincando talaveras
a las seis de la tarde
a ver quién se queda
a ver quién resiste
a ver quién se duerme
o dibuja la escena y esconde el papel
entre libros de grandes.
Es la hora de releer al filo del agua
y volver a decir que está de hueva
que preferimos a Gogol
y que la esperanza de la primavera
es tan solo
agua de uso común
frente al correr de los años.
miércoles, 8 de mayo de 2013
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