Día de la bendición del álamo
y las madres afines a su corteza,
día del betún entre los labios
a la hora de despertarse el cielo.
Descansa. Los amantes ya son melodía
habitando jardines de llantas
al mojar el corazón en leche.
Descansa. Mañana ya es el registro
de la luz jupiterina
y las manos se encienden para albergar
treinta y cuatro segundos
a un ruiseñor de papel.
Descansa. Mañana ya es un buen día:
suenan tus zapatos entrando
en el palacio de la resurrección
guarecido por escalpelos y medicinas caducas.
Descansa. Mañana maitines de Chubaca
y su prole, ojos grandes de papá
asomándose a la carrera de tu vida.
Descansa, rubia.
Descansa.
Para Claudia C.
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