Nena, mariposa de la madre blanca,
teje el alba con tus pupilas
alimenta a los gorriones
con el flash de tu cámara.
La gente viene y va,
va y viene,
el metro los suspende
la amoralidad tecnócrata
los aniquila.
Es un mal de occidente, niña mía
un coche estampando días
en el asfalto de la humanidad.
Pero tú,
tú sólo canta, entrelaza entre la tierra
tus dedos con los de tu madre.
Y sueña.
Prueba el buen vino
adora la pasión del chocolate,
danza en cada nota hirviendo
de tus libros de ciencia.
Eso es todo.
Eso es mucho.
Eso eres tú, convivas entre nipones o daneses
rumanos o extraterrestres.
La guitarra y el pandero
de tus montañas y mares
jamás se callan
si sonríes,
nena, trozo selene
disparando luz entre las calles.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario