es este corazón
que parí un siete de agosto.
No me lo quitarás.
Latirá la mejor obra de mi vida
en cada mirada de niño
en cada sonrisa
de los hombres maduros
que amen a sus mujeres;
de las mujeres buenas que están solas;
del grito del joven,
bofetada sublime al vacío de todos los tiempos;
de los ancianos que amaron
y están por no volver más.
La mejor obra que he dado, amor,
es este amor puro no consumado.
Pero tampoco muerto.
Eternizaré el latir primero que vi
en tus ojos miel,
en cada letra que pronuncie mi boca,
en cada lugar que las letras A de tu nombre canten,
en cada libro que escriba y dialogue
al mediodía o en las sombras,
En cada minuto de mi larga vida sin ti,
brillará, terco, valiente,
joven, primaveral,
nuestro (desafortunado) corazón.
Para Alonso E. De Alba R.
Con el amor de cada vida,
durante todos mis tiempos.
Con el amor de cada vida,
durante todos mis tiempos.
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