¿Por qué esperaré tanto
cuando tengo la idea nacitura en la boca
y me subyugo a la soberbia
de creer que es mía,
si siempre al final ella vuela libre, suprema,
dejándome con la vaga sensación
de una aurora boreal a medio pintar
aquí, en el espacio que hay entre el alma
y el corazón?
Acaso es que pienso
en la repetición del instante hasta prolongarse...
Es el instante lo que me vuelve ajena
de un Todo que me observa, paternal.
miércoles, 13 de abril de 2011
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