domingo, 10 de abril de 2011

El aeropuerto

Un aeropuerto.
El gran vitral que mostraba
los pájaros mecánicos del hombre,
dormidos,
atestiguando el adiós
a una embestida de saliva y sal,
caricias y sonidos dulces.

Un aeropuerto y la bifurcación
de los caminos que, separados,
otra vez se separan.
Pastillas de resignación en tus bolsillos,
lágrimas auténticas en mi asiento en soledad.

Un aeropuerto tan real,
que desperté creyéndolo cierto.

Entre tú y yo nunca hubo luces de sol,
jamás viajamos al otro lado de la tierra...

Un aeropuerto como para pensar
en los adioses,
siendo el mismo adiós
el protagonista del futuro de nuestros labios,
aún cargando en mi alma el milagro de tu cuerpo.

Un aeropuerto...

Desecho la imagen.
Quiero soñar en ti,
amor divino, absoluto regalo universal,
como si el tiempo se hubiera detenido
sin un por qué,
misericorde,
para esta poeta que no sabe hacer versos
ni metáforas de valor.

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