No tengo palabras para darle,
señor poeta.
Más bien he venido a que me regale una.
De pronto,
Vía Láctea se volvió amonite.
Sobrevivió al caos y al final de los mundos.
Fue arrojado en un mar
situado al lado del universo que se iba
llevando consigo las palabras de su boca:
Que alguien como tú lo recogiera
y brillara en sus, tus, ojos.
Mantra total.
El árbol que da frutos de alegría
reverdeció
ante el milagro de la fertilidad de la sentencia.
La mujer quedó, otra vez, muda de palabras.
Su corazón vio de nuevo el mediodía.
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1 comentario:
Qué bello poema, De la totalidad del universo a la universalidad de la célula. Y qué fuerte el verso "mantra total", qué buena síntesis.
Has sembrado de poemas que no ha podido disfrutar, mi tiempo fue inversamente proporcional a tu producción. Pero muchos me han gustado mucho. Besos.
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