¿Qué haces? Nada.
Pero te veo mirando al cielo. Eso hago.
¿Pides algo? ¿Más que poder no estar pidiendo nada? No.
No comprendo. No estás obligado.
Me subestimas. En lo absoluto.
Simplemente mi boca cerró. Ahora pienso en el silencio.
En el cansancio que me implicó llegar hasta aquí.
Todos estamos cansados. No más que yo, te lo aseguro.
Entonces sí pides algo. Sí.
Pido al destino que me libre de mí misma,
ya que estoy tan cansada de oírme...
¿Sigues ahí? Sí. Has callado.
Es que no te comprendo. No estás obligado.
Me subestimas. No, en realidad no me gusta torturarte.
Eres demasiado bello. Como el cielo. Míralo.
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