jueves, 28 de abril de 2011

Una idea llamada amor se derriba,

Exijo entonces ver dónde está mi casa,
mi jardín,
las aves de paso y mi perro,
mis horas de desayuno,
mis portarretratos, testimonio del ligero paso
de los días comunes;
mis álbumes llenos de microhistorias,
mis discos para atraer el sueño,
mis especias para aderezar
las horas magras de la convivencia;
mis armarios,
mi cama,
tu abrazo, tu beso
y la línea del tiempo dibujada en la pared,
primera obra del arte de la vida de nuestros
(para siempre ausentes) hijos.


Para Alonso E. De Alba R.
Tras la caída del sueño.

1 comentario:

Javier F. Noya dijo...

Es fuerte su final, bello su transcurso. Es la pluma de poeta que transforma lo terrible en agradable. y lo posible es una potencia, una espera utópica, ocurre pero cuesta dejarlo pasar.Besos.