Te escribo a la hora que se abren mis ojos
antes de bañarme
de comer y de ir por las avenidas
Y te escribo hoy como a las ocho
para darle gracias a Dios
por darte vida
porque amaneciste entero
porque sigues siendo mi lucero
porque un rayo te sostiene fuerte
y porque la existencia en esta tierra
por un día más
venció a la muerte
-afortunadamente-.
Te escribo hoy como a las ocho
para darle las gracias a tu niño interno
que juega conmigo mientras le canto
que este día será mágico y eterno
en tanto no deje de compartirme su luz
aunque tú estés lejos.
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1 comentario:
sublime! gracias por darle a mi día un momento que en verdad vale la pena.
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