martes, 23 de septiembre de 2008

Desde que (lo onírico de mis días después de tu arribo)

Desde que dejaste mi suelo
he notado que duermo más de lo debido:

debe ser
porque intento en sueños viajar
donde tu oído
y hacerte sentir
que tu sonrisa me hace falta

para iluminar este otoño cohibido.


Me pierdo entre la nada de lo onírico

me dejo a su suerte
porque el llanto no permito

navegar entre mis sábanas

mis vestidos o mis ganas.

Por eso duermo, mucho para sentir
que la distancia se acorta

y el tiempo se vuelve nada.


Duermo para acallar mi conciencia

de no decirte de frente que te quiero
que me hace falta tu discreto encanto

que una vez tú en mi territorio
la vida
se volvió tormenta de luz

cuando antes era sólo un triste charco.

La niebla me arropa cómplice
de mi lejanía
ella me brinda horas de noche en el día
y yo sueño, sí

que tus manos, tus ojos

tus remolinos al viento
y tu risa
están en mí, aquí,
todavía.

Desde que dejaste mi suelo

he notado que duermo más de lo debido:

debe ser
porque te volviste todo lo que he querido

debe ser
porque mi todo te extraña

y sólo en sueños te lo digo.

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