Los remolinos no calan los ojos
si los ves desde su cabeza
como les he mirado sin anteojos.
El blues suena terrible
si lo pones en viernes
y la tristeza se exhibe
chantajista como verdulera del centro
tragicómica como hit del momento.
La televisión engendra pesadillas
poco digeribles
y el amarillo se impone
frente al azul del cielo.
Y las manos siguen siendo manos
porque uno puede sentirlas al momento:
hay una dimensión
que se encarga de almacenar
los buenos recuerdos
la renta es poca
los resultados todo un desconcierto
de felices instrumentos
cantantes a destiempo
la sinfonía de la vida dentro del caos
Y el caos
ante sus ojos
se vuelve algo incierto.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario