Alcánzame con tu palabra
y no me sueltes por este segundo
yo te diré que guardo la magia
para estirar lo mágico de este momento.
Un libro quizá semeje lo que vivo
y por ese libro soy feliz en mi propio mundo
agárrame pues, con tu palabra
bendíceme con la tinta de tus dedos.
Abrázame con tu palabra
y no me sueltes por este momento
sé de los artilugios para congelar
lo bello que guarda la vida
en este extraño universo:
Hoy a mis veinticinco se llaman
sensación de brío y felicidad
en el corazón-cuerpo;
Mañana, cuando tenga ochenta
se llamarán buenos recuerdos.
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