Mis ojos hoy me pesan
como si fueran un par de yunkes en medio de la nada.
Mi cerebro no atina
a escribir cosas extrañas y palabras enmarañadas
ni a decir cosas tiernas para la luna plateada.
Hoy no puedo regalar
un buenas noches al sereno
con las palabras de la dulzura y lo tierno.
Y sin embargo, mi pensamiento-deseo
es el mismo:
que los viajes de en quien yo pienso
sean esta noche tranquilos.
(Tantos como la paz de saberme viva a su lado y sin verlo).
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