La luna se tumba lánguida
sobre el manto índigo de los mares estratosféricos
es una lámpara amarillenta
que descarga su aceite enfrente de quienes la vemos.
Muy pronto será cuna de los niños
los inocentes, los ancianos
los poetas y los indigentes.
Pero hoy, y sólo porque la miran tus ojos
alumbra más que otros días
igualito al día en que naciste tú.
Orión, Andrómeda y otras constelaciones
inician su peregrinaje azul plateado;
Para rendirle un homenaje a tus párpados cansados
cubriéndote con la paz de su luz reflejada en tu ventana
para que te guíe en los sueños que emprendas
sobre la almohada
para que regreses sano y salvo la mañana de hoy.
Y aunque debe haber muchas luciérnagas más atractivas
entre las calles y las avenidas
luces de carros, de letreros y marquesinas;
sabes bien que ninguna alcanza la magnificencia
de las estrellas danzarinas
que brotan como las ninfas
ríen como los ojos de agua
y brincan como en el estanque lo hacen las ranitas
cada vez que tú las miras.
Por eso hoy mira hacia arriba unos minutos
verás cómo la luna y las estrellas llevan dentro de ellas
un canto.
Es la canción del buen sueño
que regalan a las almas buenas
es la canción que escuchamos cuando hay horabuenas
con la que nos arrullaron de niños
con la que nos convencieron a venir a la Tierra
Y es aquella que he pedido que te canten hoy
por ser la sonrisa calma que me alivia
con sólo pronunciar tu nombre
por permitirte reverenciartu estirpe
hombre-luz fulgurante
(la misma que yo una vez más obtuve
el día que con letras escuché tu voz).
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