Dijeron que sufrir debíamos
los desdichados futuros nacidos
a las afueras de un paraíso incierto
los hijos envidiosos y amurallados de un Adán alterno.
Nadie predijo la verdad
de nuestro arribo y este encuentro:
dos galaxias, dos mundos paralelos
dos circunstancias
y túneles virtuales de por medio.
Si esos hijos del paraíso inmaculado supieran
lo hermoso que es vivir caos adentro
seguramente espetarían mi sentencia
Argumentando que ellos ni siquiera pudieron
imaginar las matemáticas de este momento
la suerte de llamar tu nombre
la fortuna de saber escribirlo en este espacio incierto
y la valentía de querer descubrir
casi casi al arbitrio de un dios infante
Que la alegría
se encuentra en todas partes
Y cruza el ombligo de la luna
hasta llegar a los desiertos.
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