Eres tú mi horizonte
eres el octavo planeta de mi espejo.
Eres la estrella gemela de Venus
eres la Vía Láctea que recorre mi pecho.
Eres más que un nombre,
más que las palabras
y más que lo intacto y desconocido.
Eres el beso en la lejanía
el abrazo no desvanecido.
Eres el reflejo de los dioses terrestres
y el legado de lo perverso y lo divino.
Eres el viaje de mis tiempos
mi Universo Paralelo
y mi itinerario a ciegas.
Eres el jugo del fruto prohibido
(pero que por tí y en tí y dentro de tí
recupera la pureza).
Eres el undécimo mandamiento
de mi decálogo desconocido:
Amaré tu nombre a la distancia
mientras la Vida me dé Tregua.
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