Y si las llegadas fueran
igual que los descubrimientos
de algo que sólo Dios conoce
y nosotros no sabíamos
porque en poco tiempo nos
convertimos en muertos
El éxtasis de recibir el arribo
del sereno de otros ojos frente a un abismo
resulta igual de enloquecedor
que saberse poseedor
de una fórmula impensable patentada
por nuestro Creador...
Sabrás entonces que tu llegada fue
algo así como
saber que aún vivía y respiraba
sentía y me olvidaba
que alguien mi isla abandonó.
No digas nada...
de cualquier forma,
la intensidad que me ha provocado tu llegada
es indescriptible
incomparable e ineludible
pese a todos mis argumentos
a todas mis ganas de asfixiar
este bochornoso sentimiento;
tan visible ante mis manos
tan evasible ante mi desnudez
y ante mi eterno siamés,
El corazón.
martes, 5 de agosto de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario