Estas son las recomendaciones para este dormingo 31 de agosto:
- No se mortifique si duerme de más. La gente necesita escapar y atrapar una que otra sonrisa en el sueño.
- Mire el último atardecer de agosto. Será irrepetible: no habrá otro 31 de agosto del 2008. Hay cosas que no pueden pronosticarse. Esta sí.
- Imprégnese de barullo de niños. Tienen un poder enorme dentro de cada grito: se llama vida, no la pierda de vista esta vez.
- Cómprese el disco que nunca se compró porque le dio pena pública. La pena pública es para los que se dejan titeretear por otros. Ser libre es la moda. "Pinocho está muerto, corta vida para el Títere" es la frase que debe usted ejercer, si quiere verse realmente "inn".
- Léase buenas letras. Las que quiera, excepto sensacionalismo. Usted, repito, no es uno de los muertos de la primera plana. Adherirse al miedo que engendran sin querer (pensémoslo así) los medios de comunicación mórbidos y ávidos de rating, es una pésima idea para tratar de encontrar un mejor mundo donde cohabitar con los demás.
- Hágase de la vista gorda de su vecino latoso. Él también es ser humano, le guste o no. Y también suele equivocarse. ¿Para qué equivocarse dos, pudiendo uno aprovechar el único día de la semana feliz, según la tradición burguesa, haciendo corajes innecesarios?
- Escríbale a ese ser al que le debe dos que tres favores, como el haberle regalado una sonrisa, haberle hecho reír, servirle de hombro (o de codo acompañante), de oído y de mentor. No importa que lo vea a diario. Siéntese un rato y piense: ¿En verdad le dice usted todos los días lo mucho que le importa, lo mucho que es esa persona importante para usted? Seguramente hablará de política, corrupción, inseguridad, chismes de vecindario, futbol, escándalos faranduleros o el calentamiento global. Dése un tiempo para escribirle otra cosa. Algún día esa persona se lo agradecerá, pues generalmente son ese tipo de palabras las que salvan a muchos de cometer tonterías como dejar de sonreír o de llorar de felicidad.
- Mire la televisión media hora. El resto del día dedíqueselo a usted. Mirar la tele no es dedicarle tiempo a su persona, sino al montón de comerciales y frases paralizantes de las neuronas a cambio de programas de bajo contenido (incluye televisión de paga).
- No mire el reloj. El tiempo no existe. Es una invención humana que nos acarrea todo tipo de preocupaciones, como estar al corriente con pagos, saludos falsos, actividades non gratas y un sinnúmero de acciones que generalmente realizamos de lunes a sábado, porque curiosamente insistimos en estar en este patrón de vida en sociedad, que tanto nos avejenta y nos amarga. Hágase el favor de no ver el reloj por el día de hoy. Un sólo por hoy es un sólo para usted en este día.
- Busque los ojos de quien más ama, cualquiera que sea el tipo de amor. Encuéntrese en esa mirada, sea sideral por unos momentos.