Despiértate, miel
he andado por la cocina
y al fuego le falta
tu color de paz endulzante.
Despiértame como antes
a las cinco o a las diez
tu brazo lleno de quemor
y en los labios la casa tibia.
Despiértate, ángel y rey
que hoy ya se dibuja la vida
y entre mis senos he descubierto
la casa de luz
que andábamos buscando,
un bonsai para nurtrinos
cuando arrecie el invierno
y dos o tres perlas
porque, Amor, a veces lloro.
Despiértame, Cielo,
porque amanece
y yo sigo dormida.
viernes, 3 de octubre de 2014
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