Ningún otro rostro
ningún otro olor a lirio
ningún otro cuerpo
tan sólo tu nombre, Ramón,
tan sólo tu espíritu
para ver y callar
la luz que duele de amor
en octubre,
para sonreír al fin
porque la ciudad está infesta
de párpados caídos
para danzar entre bares
y moho y azufre
redimiendo sus coladeras
ahogando la triste historia del ser
en nuestro cuerpo fundido de amor.
Te quiero a ti
como a una flor no nombrada.
Te amo a ti
sabiendo que muero
si me dejaras en el exilio.
Te adoro a ti
auscultando mis llagas
poniéndoles perfume
para cerrarlas y ser una piel feliz
que te haga reír
sea o no la primavera.
lunes, 6 de octubre de 2014
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