domingo, 26 de octubre de 2014

Pon en el centro la hoja
la luz siempreviva de tu beso.

Entra, señor de los cristales,
en la ceremonia del fruto vivo
en la soberanía de tu hembra virgen
de tanta misericordia a ella vertida
en la lumbre de tu puta
bautizada con tu semen y tu agua.

Pon en la vida de nuestro corazón
la entrada del canto de las nubes.

El corazón del cielo
abarcando la música.

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