jueves, 16 de octubre de 2014

El corazón se nutre de tu yerba
en una feliz entelequia
donde guarda su nombre 
porque ya es latido. 

Me quedo pensando 
en los seres vivos
en esa otra vida 
donde la piel no conecta las venas
donde el humor no transforma
la imagen divina en palabra de oro.

Y no sé cómo pueden vivir
creyendo que los sostiene el aire
que vacío de aire está
porque para ser elemento
se necesita desgarrarse la idea de vida
y serlo. 

He amado tu sonrisa como a un Buda
he amado tu sexo como cuarzo de amatista
he amado tu oído como mi partitura
he amado tu muslo como mi raíz
y tu mano como camino de leche tibia. 

Me sorprendo incapaz
de decirte la real esencia
del amor
pero es que cómo 

la tomas
la nombras
la vistes

si bien sabes tú 
que el amor es esto inexplicable
entelequia sin oponerse a la energeia
de tantos años: 

somos uno mismo, al fin
por todos los tiempos amargos
que precedieron cada vida
buscándonos

somos uno mismo 
en la sonrisa de Jehová 
y en la de la cohesión de las moléculas. 

Mi corazón es niño alegre
quiere correr por tu edén
mojarte de lluvia la piel
darte no razones
corazones 
a la hora de la cena. 

Buscaba a dios entre los libros
en la separación de dios
y en su reencuentro. 

Lo encontré entre los pétalos de tus ojos
porque eres suave y encendido
cuando me miras. 

Lo encontré en la fecundidad del maíz
porque eres mi gloria repetida
en cada cópula. 

Lo encontré en el silencio más dulce
el más tierno
el humilde que vino a lavarme los pies
porque yo estaba cansada de mi reinado falso. 

Lo encontré en la virtud
de saber hablar la risa y la alegría
y olvidar el estadío de la burla. 

Lo encontré en la máxima
No ofenderás
ni a tu ser hermoso
ni a las mujeres que has amado
cualquiera que fuera el amor. 

Llora mi alma 
porque nunca había visto a dios
en su forma real
en su discreta manera de decirme
que siempre ha estado a mi lado. 

Camina conmigo, Amor
ven, siéntate a mi lado. 

Tengo tantas cosas por oír 
tantas por aprender de ti 
tantas por saciarme de tus manos. 

El corazón se nutre de tu alma
en esta entelequia divina
donde no se guarda nada
porque ya le pertenezco a la vida

porque ya te entregué
para siempre
mi alma. 

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