Mira mi rostro encendido de luna,
Eva,
y me señalaste tu ombligo de amor
situado en la cadera de tu boca.
Mira mi corazón acabado de entregar
Mujer,
y recordaste cada libro
cada sueño lírico
cada cuartilla
donde viajaron tus ansias
de renombrar y reubicar el mundo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario