La belleza inmaculada
con sus raíces cáusticas
ahondando en los ojos de la doncella:
cada tantas noches
habrá de nacerle el brazo
de la tristeza bajo la lengua:
luego el ombligo (Coyolxauhqui)
los muslos
los cansados talones.
Ascenderá por la hermosura
del rizo la pena;
sus pestañas otra vez
hablarán con el logos medieval:
Wanderlust
el no lugar, los aeropuertos sin muros
la soledad en una banca de oro.
Wanderlust, siglo XXI:
la noche de sus poros
en ti forma un rico vestido.
De terciopelo pesado
bordas su dermis:
ninfa silente, comprendes siempre
a solas, frente al espejo
la belleza de la acedia:
los extremos se juntan en un punto.
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