Oh dador de vida
tú que estás más allá
de los lindes del silencio
y a tus hijos
en falsos axiomas
en falsas memorias
hechas por sus cardos
y a su albedrío desatiendes,
dime,
cuál es el sentido
de la prima línea de la mano
sin otra línea
que la renombre;
cuál, el sentido de las reglas
si al final otra vez
el llanto.
Oh amigo,
tú que te escondías en el canto
y ahora nos llamas
a través de los semáforos
permíteme decirte
que hay días
en que sin reconocer
tu Gracia
lloro y no busco consuelo
pero hay otros
en que sabiéndola y amándola
lloro y pido comprendas
que es difícil este siglo
o es mi rostro
el que no quiere despojarse de su rostro.
jueves, 6 de junio de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario