Ando arrastrando al fuego
con las cansadas yemas.
Traigo una tristeza pretérita
un dolor de insomnio
que no me pertenece
y sin embargo me vuelven suya.
Luna, olvidaba cuán raras somos
cuán insaciablemente insurrectas somos
cuán insaciablemente solitarias estamos.
Ando arrastrando un juego llamado tiempo
(o vida o existencia
va savoir)
que volverá a ser brillante
pero de momento no.
sábado, 22 de junio de 2013
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