No quiero guardar
sino la voz dentro de la piel misma
un ruiseñor alimentando placeres
para la vejez
ésta hora en que el espejo me sonríe
aunque jamás dialogue conmigo.
No intento cribar
sino el sonido divino
de los trenes viajando como venas
por mi sangre
la inteligencia del Amor
entre mis huesos
una fruta, una profecía
que me diga que fui vida
y también fui amante amada.
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