miércoles, 1 de octubre de 2014

Estelas de humo
llenando la urna del cielo,
tus pasos de Hombre Ojo.

Yo, Rojo Nombre,
purifico mi sábana en ti
apenas la profunda caricia,
una sentencia de oriente
para que no se mueran los astros.

Estelas de humo silente
amor de ámbar acidulado.

Quédate en mi cuerpo
cada noche,
anida en mi corazón
los gorriones de tu boca.

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