domingo, 3 de febrero de 2013

Memoria del paraíso

Ábranse las puertas del paraíso
a la flor marchita
de mi vientre.
Tú serás mi campo dorado
y tus ojos los llevo grabados
como tus mares resonando en mi sexo.

Hay amores por los que se construyen ilusiones
y se cree factible librar batallas perdidas.
El tuyo y el mío
es un amor para silenciarle
porque el silencio lo hace más vivo
porque entre más tiempo transcurra
habrá más amor para esperarse
(en otra vida,
con este paraíso en las manos).





Para C, mi regalo rubio.

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