Que desarraiguen la llaga del viento
la inteligencia desierta de color
aquellos besos de los indignos labios.
No quiero casa ajena
sino matria
yo no seré útero,
sino templo.
Que extraigan tu pasado y mi duelo
y en la hoja te llamen y me digan
piel ígnea o combatiente.
Trinchera de tiempo
hecha de nudos y placeres.
Te quiero bala de amor
atravesándome el cuerpo,
un día de febrero
como éste.
.
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