Poema de Muerte VII. Cierre
No se hizo lo que se pudo.
Se hará lo que uno de los doce destinos
decida:
si pisas o no a una hormiga
si cambias o no de canal en tu vigilia
o si desgranas o no tu pasión
al comerte a besos esa granada
es tu cuento.
Lo digo porque lo miro
la transición tiene más simpleza
que mística de luz, poema o fotografía.
Los vencedores y vencidos
al final del cuento van a donde mismo
al patio de los callados
al lugar más inmensamente hundido
suelo idóneo para creaciones espontáneas
pasaje gratuito
al tren del olvido
ticket sencillo con rumbo
al umbral del continuar erguido
respirando colores y saboreando luz de viento.
Y aunque a algunos de cuando en vez
nos dé por adelantar manecillas
y vivir tal especial momento,
nos aferramos tierra adentro
de nuestros cuerpos
trascendemos en el cóncavo y convexo
creamos criaturas de amor
gritamos la furia a los ocho vientos
morimos y nacemos en el paso abyecto
de la sonrisa-grito-llanto-redención
vivimos, vivimos, vivimos
esperando el único día que tenemos seguro:
un segundo nacimiento
después de la primera respiración.
Cometemos la transición
caminamos hacia ella sin oposición.
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