viernes, 30 de octubre de 2009

Poema de Muerte I. Opus







Poema de Muerte I. Opus


Qué fácil es para ti
envolver de cal y cruz tantos rostros.
Dar por sentado que la luz vendrá
en la satisfacción de tu carne disparando a un hermano.
Soplar con ahínco hasta definir nuevamente
el significado de verde
hasta mirar morado,
hasta oír el inarmónico canto
de lo que dejas a este siglo heredado.

Soplar por otros la muerte.

Cuarenta millones de manos de metralleta no son
el atisbo de la inercia sideral
son, en todo caso,
la herencia de existir en otra casa
Oikós era su nombre,
Kronos ahora prepara lechos emergentes.

Para que las almas que no pudieron unir sus lenguas
lo hagan en la eterna noche,
El Hades tiene recámaras en oferta
para los precoces hijos de Tanatos:
el Mundo de los Muertos no contaba aún con su presencia

Qué fácil es para ti
envolver de cal y cruz tantos rostros.
Dar por sentado que la luz vendrá
en la satisfacción de tu carne disparando a un hermano.
Soplar con ahínco hasta definir nuevamente
el significado de verde
hasta mirar morado,
hasta oír el inarmónico canto
de lo que dejas a este siglo heredado.

Un piano toca tarantelas y réquiems
lo hace solo
y los divierte.

Dime qué queda
de esta carne roja y marchita
la pólvora de nuestros días
las teclas del piano que afuera grita
que la bala no ha de descansar
hasta no saciar su sed de gloria.

Qué fácil es para ti
envolver de cal y cruz tantos rostros.
Dar por sentado que la luz vendrá
en la satisfacción de tu carne disparando a un hermano.
Soplar con ahínco hasta definir nuevamente
el significado de verde
hasta mirar morado,
hasta oír el inarmónico canto
de lo que dejas a este siglo heredado.

Malditos sean todos los hombres
que estando ausentes empujaron a otros
a creer en la libertad
a través de la guerra.

Maldito seas tú, rey sin cabeza ni corona,
el árbol de las lamentaciones ha despertado
sus ramas abrazan hasta cortar el aire.

Espera.



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