Dormirse pensando en mis vidas paralelas
-para qué servirán tantos guiones sin director de escena.
Para qué los materiales-;
la anforita llena de papeles con planes postergados
catafixiados, reformados,
me recuerda cuán fácil es romper protocolo
y decidir soñar otra realidad
que no dure más de cuatro horas.
Pista: un beso tierno,
un abrazo
al fin que yo también siento
a pesar de caretas y armaduras
a pesar de la fuerza metálica de mi desnudez.
Dormirse pensando en mis vidas paralelas.
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