Digo flor
y me vuelvo más amante de mi libertad.
Digo campo
y relumbra en mí esta devoción del aire.
Amo mi libertad
como amo las letras de Virgilio
una noche de agosto.
Amo la leche dorada de sus rumbos
como amo el conocimiento de los libros
última estación a la que ansío llegar
y ver
que soy algo más que nada
junto a la grandeza del cosmos.
Digo libertad y libros
y son consciente
del regalo de los dioses.
miércoles, 14 de agosto de 2013
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