la sensación de tener una vida
esperando bajo la vida;
la piel.
Acá no hay llanto,
acá
la transmutación de los cardos
una hora, una hoja
la mies poblada de un azul
que deja de ser dulcísimo
pero ya no duele.
Oh, estrellas,
si los caminos de tus hombres
guiaras
estos ojos, estas yemas
no estarían hablando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario