Hay un revoloteo de manchas
estío pintando en los lienzos de mis ojos.
Y todo lo que veo
es el ritual de tu presencia.
En todo lo que miro
estás cantando y alabando la vida.
Tu corazón habita
en los niños leyendo el relato del mundo.
Tu risa tiembla
en la hora diecisiete
frente a la montaña esposa del sol.
Hay un pájaro
atestiguando
la mimesis de mi nombre
con tu pelo dulce.
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