Soy el liquen refulgente
el hongo purificador hallado
más allá del sol.
Soy el bulto silente
descargando la belleza del silencio.
Y soy este corazón
cuyas municiones jamás se terminan.
Y soy tu hija, mamá
y soy su hermana, hermanos
y soy tu compañera, amiga
tu rival fantasmático, señor;
he sido madre espuria
entre las yemas de mis hijos nonatos
y he sido su mujer
nombres todos en la distancia de mi cuerpo.
Perdóname, Padre
porque todos me han mentido.
Y los amo,
con la ternura de una idiota
acariciando las nueces
a las diez de la mañana en noviembre.
Los amo con este fulgor de ácido y cal
que creyeron poner en mi lengua.
Los amo
porque no quiero cantar
otra canción
excepto esta.
miércoles, 20 de noviembre de 2013
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