Antes de bandera roja
fui vestido de blanca organza
nardos entre los cabellos
veinte años y un hombre por quien soñaba
sería la semilla de tus ojos
la bondad misma del agua.
Te tuve siempre aquí, en mi bolsillo lunar
y serpenteante
en mi manera de contradecir las cosas
y en el brillo de mi pelo azul.
Fui tu madre antes de morir a la niña
y sigo siendo tu madre
en los pasillos repletos de Albinoni
en las palabras dulces que callo
y en la leche de sol que no regalan mis muslos.
He construido una cuna para tus rizos
mariposita, risa canela
con cada hilo rojo que le ha dado vuelta
a mi vientre
y he escrito más de mil poemas para ti
porque a pesar de que tu abrazo
no exista
la alabanza de tu boca abrevando de mi pecho
es idéntica a la mañana
en que me saludan
todos los hombres y mujeres sin luz.
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