Quisiera volver a ser la espina del desierto
que trenzó tus venas hasta volverlas un volcán
esa noche de septiembre,
más consigo solo ser una burbuja que vaga en mi piel
con noticias del imperio de tu lengua,
con noticias del imperio de tu boca,
empotradas ambas
en la lejanía de una raya azul inconmensurable.
Después de todo intento,
ya el agua hizo charco
y un charco es un océano
de palabras sin decir
de una dicha sin gozar
de algo llamado ausencia
y me la regalas completa.
Guardaré más silencio
en mi papel imposible.
Quiero ver hasta dónde llega la saliva
en todo esto
que estoy segura es algo más
que un deseo sin nombre.
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