Una lengua que baja.
Anaconda.
Una cadera desnuda, una danza.
Anaconda repta y descansa
en lo que te distingue a mi raza.
Una lengua que sube.
Anaconda.
Una gruta dulce que te embruja.
Anaconda no envenena
sólo embriaga.
Anaconda sube tu montaña.
La sube descalza.
Anaconda te abre las puertas al cielo.
Anaconda baila sin pausa.
Un listón para guiarte.
Anaconda.
Un listón de brasas.
Tengo todo para amarte.
Anaconda transmuta en deseo
sus palabras.
jueves, 9 de junio de 2011
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