A veces, las olas se van
para regresar el mundo
a donde empezó la risa.
A veces, el viento se da
como un golpe en el cielo
hasta romper en el llanto que purifica.
A veces, los dioses caminan
en el fuego del tacto humano.
Se vuelven cenizas sobre los días.
Renacen en una palabra universal.
Vida, dijeron los ordinarios.
Inmarcesible florecimiento de los hombres,
le llaman los que lo saben
ven y tocan
desde la otra piel de la estratósfera.
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