Por qué cuando mi ansiedad
se vuelve
serpentinas de colores saliendo de mis ojos
tú te escuchas, papá,
carraspeando con esa voz
que viende de no sé dónde
y me da una pena mayor
porque entiendo que no estás en paz
mientras lo esté tampoco.
Será que te fuiste y me diste un escudo a medio hacer
y ahora
cada vez que veo el precipicio álbeo
de la locura unitaria
me regalas otro poco de fierro fundido
para que yo me haga
a mi peculiar entendido
uno.
Mejor te hubieras quedado
de este lado de la Tierra.
viernes, 17 de junio de 2011
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