domingo, 6 de abril de 2014

Viaje al centro de tu latido

Encontrar nubes frescas
olores
estas flores nacidas de tu ombligo lunar. 

Mirarte.

Tomaré tu mano Hoy
y verás que es siempre. 
Estoy abierta como esta casa de tierra mojada
tengo paz y también dudas:
quién eres tú, divino ser 
que cimbra mi universo
por qué me amas tanto 
si apenas loca y también llorona ante tu vibración.
Quién eres tú, callado, jugador santo
cómo llegaste
y si esta milpa estelar
te será suficiente. 

Quién soy yo ahora
que siempre me soñé así y no lo creo.
Quién es la que mi cuerpo habita con frenesí
callada ante el horror del mundo. 

Quién como tú para saldar la espera
quién como yo para venerarte en poesía o ganas 
de volver a la raíz.

Soy tu mujer 
y eso significa regresar
dejar el barco de la soberbia inteligencia
la filosofía retumbando golpeando mi sangre.

Soy tu mujer
y eso implica volver
arrancarme la última máscara 
entregar los verbos en imperativo
cultivarte flores y silencios de una ternura
que a mí también me ahoga. 

Soy tu mujer.
Si me permites, quiero hacerlo. 

Voy a construir un barco de inteligencia femenina
donde no halla notas al pie
porque no eres una edición crítica, Amor.
Llenaré su espacio con tomillos y berenjenas
con flores con nombres nuevos
Chiquitae Plumbaguis, la reina.

Voy a erigir un reinado 
de girasoles y ámbares y sándalos 
donde no importe ganar o perder
y la única regla sea verte feliz y sereno. 

Todo esto es tuyo. 
Si llegaran a surgir teorías para el yang
al yang sin aspavientos las entregaría.

No preciso un oro nombre
no me interesan las páginas biográficas.
Estaré muerta y no entenderé ya de palabras. 

Preciso que me nombres y me beses
que me ayudes a cruzar las olas con tu saliva
tu iris temblando de amor por mí
tu oído escuchándome llegar al fondo de tu corazón. 

Encontrar un pasaje con destino a ti
y también a nuestra casa. 


Para Ramón. 
A cuatro meses de la revelación

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