domingo, 27 de abril de 2014

Carta de amor dominical

Apertura de los ojos en abril
una mañana limpia simple correcta
llena en su propio abecedario de ti
alfombra de besos-zumo de licor de tu boca.

Quisiera escribir lirio o nenúfar
y hallarles vocablos perfectos cincelados
dedo a dedo con mi memoria
la pasada, la que te llama ahora
la que futura estará
brillando de amor por ti

un beso agradecido de flor polar
exuberante plantío de caricias en la primavera.

Apenas un palpitar desgarrando el cuerpo.
Dolor gozoso, saberte aquí, transfigurándome
de río a montaña y de desierto a hogar.

Todos fuimos hogar antes de la escisión.
Yo era el tuyo
en tu casa yo vivía.

Alma amada,
ahora que dejo la ceguera de la especie
su connotado conocimiento del mal
por encima del único mandato divino
-amar y ser amado
te ofrendo lo que hay de mí:

un bosque sin lindes
un mar alado de ámbar y besos tibios.

Mi corazón.
Que es mi única posesión real en la vida.

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